22/3/13

Todo silencio




Querida Liliana

A propósito de todo silencio

que en otro sentido también es todo ceguera:  

Alguna luz ilumina metálicamente

las páginas de vidrio de presentes y futuros libros.

Libros inciertos,

sin el aliento de los folios al hojearse,
sin la caricia simbólica del cuño de plomo en la retina,
letras ausentes de todo reposo en las pupilas.

Sepultada la muerte,

Desfallecen el juego, el tiempo y la memoria;
y la catódica luz se extiende hasta la ceguera.

Sólo los dioses saben si alguna forma se ordenará tras ella.


Desde hace tiempo vengo hablando de la peste.

Rodeados de una mirada ausente,
registramos el horror como un fenómeno de información efímera
y el consuelo se acerca con el olvido en la imagen siguiente.

No hay detención.

El horror no es real,
sólo imagen y no sucede.
El horror no tiene tiempo.
Ya fue.

Es descartable,

lamentablemente los protagonistas de ese horror somos nosotros mismos
y nos corresponden los mismos atributos de intemporalidad y
descartabilidad.

Hemos perdido el cuerpo,

extrañamente en el mismo momento en que todo
es imagen del cuerpo.

Este malestar, esta angustia, hace que

a veces toda expresión no sea más que un epitafio,
un hecho arqueológico
que en tiempo presente pretenda un registro de esperanza.

Texto de Fernando Fazzolari dedicado a Liliana Maresca. El mismo fue prólogo de su muestra "Todo silencio".

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